Han pasado mil años desde la caída del malvado mago T’Siraman, pero los hombres aún temen entrar en su oscura fortaleza del Castillo Dragonfire, que ocupa lúgubre y amenazador en lo alto del Despeñadero del Wyrm. En los pueblos que se apiñan a su sombra, se narran historias que hablan de fabulosos tesoros que
llenan las mazmorras del castillo, y de las cosas que las guardan. Los viejos se acercan a sus hogares y hablan de ruidos cuyos ecos cruzan el valle en la noche, cuando el castillo parece que cobra
una vida propia y maligna. Los pocos que regresan de día; con ojos entornados y reluctantes a contar sus aventuras. Ninguno ha regresado jamás después de la caída de la noche.
La luz rojiza del amanecer comienza a consumir la niebla otoñal, y cuatro pares de ojos miran hacia el amenazante torreón. Cuatro mentes que reflejan los cuentos de los pueblerinos, y cuatro manos
agarrando las empuñaduras de sus cuatro armas: Sir Rohan el Caballero, con su brillante armadura y gran espada; Ulf Grimhand, el Bárbaro del lejano norte, con su enorme hacha de doble hoja; El-Adoran el Explorador, con su mortífero arco largo y espada corta de guardián de los bosques; y Volrik el Valiente, el Aventurero fanfarrón. ¿Locos o héroes? Sólo el tiempo lo dirá.
-Gracias a Fran F G por el excelente trabajo realizado- Thanks!!-