Existen un sin fin de dimensiones en el Multiverso. Cada una se formó en
el instante de la creación cósmica, siguiendo caminos distintos a lo
largo de miles de millones de años. Si bien comparten muchas
características, como la mayor parte de los elementos químicos y leyes
físicas, también tienen importantes diferencias, especialmente cuando
consideramos el desarrollo de la vida, la inteligencia y su impacto.
En algunos universos ni siquiera existe la Tierra, en muchos otros la
humanidad jamás evolucionó de los primates primitivos; pero los hay
donde en mayor o menor medida los seres humanos han seguido un camino de
progresos y grandes conflictos, dominando su entorno o compartiendo su
espacio con otros seres igual de capaces.
En teoría, todas las dimensiones se encuentran en el mismo punto del
tiempo, avanzando constantemente hasta el fin de los días. Si se abriera
una puerta que permitiera realizar el salto, nos desplazaríamos a una
realidad alterna regida por otros hombres, por otras naciones, hasta por
otras leyes naturales.
Motivados por la necesidad, grandes mentes se enfocaron en la titánica
tarea de crear una máquina capaz de permitirles el viaje, de unir
dimensiones y habilitar el pasaje. Tras décadas de esfuerzo construyeron
una máquina de inmensa complejidad e infinitas posibilidades:
el
Portus Mundi.