¡El monasterio fortificado! Hubo saqueos en abundancia allí, pero desde la última incursión, el campo se había plagado de tropas a caballo del barón humano. En una semana se irían, pero en una semana, podría dejar de ser rey. . .
Y así, una vez más las farfullantes hordas surgieron en masa desde sus cuevas de las montañas; y entonces sonó de nuevo, a través del valle, la alarma temida por todos los habitantes humanos, el grito terrible de “¡¡Goblin!!”
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