Este
no es un juego para aquellos que sueñan con derrotar a un poderoso y
malvado Dragón Escupefuego o sienten la necesidad de partir en busca de
tesoros míticos a tierras lejanas. En realidad, es para los que se
quedan, los que tejen sus vidas en el portento de lo cotidiano. Aquí la
grandeza se encuentra en la sencillez, en el panadero que comparte sus recetas familiares una tarde en la plaza del mercado o en el jefe de la villa que lidera las festividades con su bastón de mando y un nuevo chaleco que le queda algo ajustado.
En este rincón del mundo encontrarás la maravilla en los detalles más pequeños: las risas compartidas en la taberna, la brisa fresca en el campo de cultivo y los rumores e historias que brotan al ritmo de una vida sencilla.
Bienvenido, lector, al Condado.
-Gracias eternas a Jesús Muñoz por crear esta pequeña obra de arte y compartirla con todos nosotros. Y mil gracias a Dorsai por dármela a conocer. Domo arigato!-
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