Son más de las dos de la mañana. Recorres en solitario los oscuros pasillos de un viejo hospital abandonado. Te preguntas cómo de buena ha sido la idea de ofrecerte a explorar el ala de psiquiatría mientras el resto del grupo todavía está preparando el centro de operaciones. De repente notas un escalofrío a la altura del cuello. Al girarte, crees ver una sombra asomarse desde la puerta de una de las habitaciones… Allí no hay nada, piensas “joder, ya me estoy asustando yo solo”. En ese preciso momento tu medidor EMF se ilumina y comienza a sonar, ¡CUATRO!, acabas de encontrar una lectura fuerte de actividad electromagnética, y estás solo.
-Agradecimientos eternos a Jesús Muñoz por crear y compartir esta maravilla con todos nosotros. Thank you so much!-
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